jueves, 10 de diciembre de 2015

Los pasos de los obreros. Más historia(s) sobre Villa Javier.

Seguimos reproduciendo artículos de relevancia histórica para nuestra localidad. En esta ocasión continuamos con las celebraciones que se llevaron a cabo en las efemérides de uno de nuestros barrios emblemáticos: Villa Javier. 

Por: Verónica Téllez Oliveros

La celebración del barrio, creado por el padre José María Campoamor el 7 de septiembre de 1913, se hará con una ruta cultural desde el centro de la ciudad.
No quisieron hacer una fiesta con bombos, platillos y grupo de carranga, porque tan sólo la presentación del grupo le costaba unos $30 millones a la Alcaldía de la localidad de San Cristóbal. Por eso los habitantes de Villa Javier prefirieron celebrar a su estilo, con una ruta cultural para conmemorar los 100 años de su barrio.
“No quisimos hacer una gran rumba con tarima y sonido, gastando un montón de dinero en algo que se acaba en una o dos horas”, dice Rubén Hernández, arquitecto y habitante de Villa Javier que ha documentado la historia de la que fue la primera urbanización obrera de Bogotá. Quizá lo hicieron porque pervive en ellos el legado del hombre que fundó el barrio el 7 de septiembre de 2013, el padre José María Campoamor.
El religioso llegó a Bogotá en 1911 por pedido del Colegio de San Bartolomé en el centro de la ciudad. Campoamor tenía un espíritu misionero, heredado de las ideas del jesuita san Francisco Javier. Con seguridad no encontró mejor lugar para desarrollar su obra que una zona de la ciudad invadida por epidemias de tifo y obreros y niños que vivían en condiciones precarias.
Campoamor quiso menguar la desprotección de esta población y consolidar lo que él llamaba “la redención moral, económica e intelectual de la clase obrera”. Entonces lo primero que hizo fue crear el Círculo de Obreros en enero de 1911 y, cuatro meses después, la Caja de Ahorros, para el soporte económico de los trabajadores.
Hoy los habitantes de Villa Javier realizarán una ruta cultural para recorrer los pasos que cada día daban los obreros bajo la guía del padre Campoamor desde el centro hasta el barrio, extendido hasta la calle 9ª sur. La idea fue de Hernández y la comunidad del barrio. Algo para recuperar la memoria en cada uno de esos puntos elegidos.
La primera parada será en el Colegio San Bartolomé, en la carrera 6ª con calle 10ª, epicentro de las ideas del religioso, que entre otras cosas vino a pedido de la institución educativa no sólo como parte de una labor misionera sino ante la preocupación por las ideas comunistas que empezaban a tener los obreros, como señala el historiador Fabio Zambrano.
A los obreros, Campoamor les repetía que tenían que ahorrar para progresar, haciendo eco de su famosa frase de la redención de la clase obrera. Por este recuerdo, la segunda parada de la ruta será en la primera sede de la Caja de Ahorros, donde los fundadores de Villa Javier unieron sus recursos para forjar el barrio y construir cada uno de los elementos que tendría: granja agrícola, tienda de suministros, estanque de natación, chircal, carbonera y espacios de ocio, como la cancha de fútbol, un teatro al aire libre y, por supuesto, la iglesia.
El primer registro fotográfico de los obreros (no de las grandes industrias, sino artesanos, albañiles, pintores, tipógrafos) junto al padre, el cuadro de san Francisco Javier y dos benefactores del Círculo de Obreros, se hizo en la calle 9ª con carrera 6ª. Este es el punto de la tercera parada.
El recorrido sigue por el Archivo General de la Nación, donde reposan las escrituras de las 117 casas que construyeron los obreros, creadas para vivir sólo con dos hijos. La adquisición del terreno donde se construyó el barrio se llevó a cabo el 21 de junio de 1913 y tuvo un costo de $8.000, fueron pagados de contado, como señalan los datos de la Fundación Social, que se derivó de la Caja de Ahorros creada inicialmente por Campoamor.
Después de pasar por el Archivo, los ciudadanos y habitantes de Villa Javier pasarán por la imprenta, donde la comunidad imprimía su periódico y las oraciones a san Francisco. Luego continuarán hacia el Archivo de Bogotá. Allí se guardarán los documentos que dan cuenta de la historia del barrio, en una urna que se abrirá en el próximo centenario.

Siguiendo los pasos de los obreros.

Otros de los lugares que recordarán son el coso municipal, del cual no se sabe a ciencia cierta la razón de su nombre, pero que acogió a perros, caballos y burros que los obreros encontraban enfermos en las calles de la capital para que no transmitieran sus enfermedades.
Tras pasar por el aserrío y el asilo de locas, finalmente la ruta llegará a la puerta de entrada de Villa Javier. Allí se presentará la reja original, reconstruida por un ornamentador del barrio, y se recordará la inauguración del barrio cortando una cinta.
En 1913 este fue el símbolo del nacimiento de un sector que empezaba a sonreír “de la mano de Dios”. Las normas dictadas por Campoamor incluían la asistencia a la eucaristía y llegar antes de la noche, porque luego se cerraba la reja y todo quedaba reducido a la especie de feudo que fue Villa Javier, ya que en el interior sus residentes tenían todo para abastecerse y descansar. Entonces la costumbre era bañarse cada ocho días, en parte por el frío de la ciudad y también porque no había acueducto.
La dinámica del barrio cercado por muros que era Villa Javier se transformó a partir de la década de los 40. El 18 de noviembre de 1944 se presentó por primera vez una estrategia de venta para las casas, pues antes todas eran arrendadas. La venta definitiva tanto de las casas nuevas como antiguas se autorizó en el acta del 5 de febrero de 1951. A partir de entonces se desarrolló de acuerdo a las dinámicas de la ciudad con nuevos proyectos habitacionales.
Hernández y otros vecinos han pedido que el barrio sea considerado patrimonio intangible de Bogotá. Pero la respuesta de los entes encargados, según dice el arquitecto, es que está desdibujado y ha cambiado sustancialmente. Sin embargo, hoy harán la lectura de su propio manifiesto de patrimonio e inaugurarán un obelisco como símbolo de su resistencia, en la celebración de su primer centenario junto a la Alcaldía Local y con el apoyo de la Fundación Social.

Tomado de: El Espectador, 6 de septiembre de 2013. 

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